jueves, marzo 16

Malvados y gilipollas



          En el anterior post hablaba del poder destructivo de la estupidez. Eso me ha recordado el Principio de Hanlon: “Nunca le atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la simple estupidez”. Y esa frase de Einstein que reza: “Solo hay dos cosas infinitas: la estupidez humana y el Universo. Y no estoy muy seguro de lo último”. Pero, claro, se puede ser las dos cosas a la vez: malo y tonto, la mezcla más explosiva que existe.

          Por ejemplo, poca gente está más en contra de la tauromaquia que yo. Pero si se ha de salvar una vida en esa fiesta bárbara, siempre preferiré que se salve la del torero, aunque su trabajo me parezca repugnante. Porque es un ser humano, y la vida humana es sagrada. De hecho, cuando critico las corridas de toros, suelo argumentar esto: que un espectáculo no puede basar parte de su atractivo en que un tipo ponga en riesgo su vida. Los taurófilos no lo entienden. Pero si nadie obliga a los toreros, alegan. Ah, bueno, si es por eso reinstauremos las luchas de gladiadores, porque siempre encontraremos a dos gilipollas dispuestos a matarse. A lo que iba: que estoy totalmente en contra de la tauromaquia: por el riesgo que supone para la vida humana, por el maltrato animal y porque es una horterada.

          Pues bien, cuando el año pasado murió a causa de una cogida el torero Víctor Barrio, las redes (a)sociales se llenaron de comentarios celebrando esa muerte. Por ejemplo: “Celebro la muerte de Víctor Barrio, cualquiera que ataque a un animal indefenso merece morir”. O: “Por qué lloran la muerte de Victor Barrio si el mismo se lo busco, aplauso al toro que antes de morir pudo deshacerse de esa escoria humana”. O (dirigiéndose a la viuda de Barrio): “La vida fue muy justa :) Tu marido recibió lo que se merecía. Debería ocurrirle a todos los cobardes, hijos de puta, como él”. En fin, un montón de comentarios de este tenor.

          Parece mentira que gente con, supuestamente, tanta sensibilidad para los animales, carezca totalmente de ella en lo que respecta a los seres humanos. Como dijo en un chat, respecto a esos comentarios, alguien apodado “Dios”: “Esto no es amar a los animales, esto es ser un hijo de puta”. ¿Es así? ¿Los que hacían eso comentarios festejando la muerte de una persona son malvados?  Bueno, sin duda son malos, porque hacían (decían) el mal. Pero creo que fundamentalmente son muy, pero que muy idiotas. En su pequeño cerebro las cosas son así: toro bueno, torero malo. Y ya está, no llegan más lejos. Se han convertido en fanáticos (animalista) porque el fanatismo sólo contempla una idea sin el menor matiz, y su cabeza es incapaz de albergar más de una idea y, por supuesto, ni el menor matiz. Son malos, pero sobre todo son tontos.

          Siguiendo con el mundo del toro, hace poco salió a la luz un niño de ocho años llamado Adrián. Resulta que el pobre chaval padece Sarcoma de Ewing, una variedad de cáncer especialmente maligna que le obligaba a una dolorosa quimioterapia. Además, Adrián quería ser torero. El caso es que el mundo taurófilo le hizo un homenaje, o algo así, y la historia de Adrián apareció en los medios de comunicación. Entonces las redes ¿sociales? se hicieron eco del asunto. Una tal Aizpea Etxezarraga dijo: “Yo no voy a ser políticamente correcta. Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaaa! Adrián, vas a morir”. Otro, llamado Manuel Ollero, dijo: “Qué gasto más innecesario se está haciendo con la recuperación de Adrián, el niño este que tiene cáncer, quiere ser torero y corta orejas”. Y añadió: “No lo digo por su vida, que me importa 2 cojones, lo digo porque probablemente ese ser esté siendo tratado en la sanidad pública, con mi dinero”.

          Deteneos un momento a pensarlo: Para desearle públicamente  la muerte a un niño de ocho años enfermo de cáncer ¿basta con ser mala persona? No, ni mucho menos: también hay que ser un soberano gilipollas. Porque los autores de esos comentarios fueron detenidos y están acusados de incitación al odio, o algo así. Es decir: hicieron daño a otros y a sí mismos; el más alto grado de estupidez que se puede alcanzar, según definía Carlo M. Cipolla en su famoso ensayo Allegro ma non troppo. En el caso de Manuel Ollero, cuando vio que sus comentarios se habían hecho públicos, canceló su cuenta de Twitter intentando escurrir el bulto. Menuda joya: malo, bocazas, tonto y cobarde.

          En resumen: El mal es malo (menuda perogrullada); pero el mal unido a la estupidez es mucho peor.


17 comentarios:

Samael dijo...

no creo que haya nadie que no esté de acuerdo con lo que dices, resulta evidente. Afortunadamente son muy pocos los que se alegran por la muerte de un niño que sufre cáncer por el hecho de que quiera ser torero. Lo mismo digo del caso del torero Víctor Barrio y los comentarios a su viuda, que bastante tenía ya con lo suyo.
Siempre encontraremos a alguien que haga, diga o piense lo que a nosotros nos resulta imposible de hacer, decir o siquiera pensar.
Estadística de grandes números: te puedes encontrar de todo.

Ferran dijo...

Evidentemente, la vida humana es sagrada, pero cada uno la pone en riesgo como desea, ¿no?. Es decir, el torero en cuestión sabe a lo que se expone cuando torea, y si las cosas acaban mal no puede decir que no se lo esperaba.

Eso sí, la gente que se ríe de ello es abominable, no hay que alegrarse de la pérdida de una vida.

P.D. Recuerdo que en un post bastante antiguo recomendabas la serie "Vikingos". La verdad, estoy dudando si verla. ¿La sigues recomendando?

Gracias, un saludo!!

Mazcota dijo...

Me parece que coincidimos en ser firmes defensores de la vida. Sea esta cual sea. Y si bien es cierto que no podemos arrebatarle el derecho a una persona de jugarse el pellejo delante de un toro, o ya puestos, dando volteretas en la cornisa de un rascacielos, sí podemos al menos exigir que el animal no sea sacrificado. No sé, pero tengo la impresión de que nadie ha explicado al toro, cosa que sí sucede con el torero, los riesgos que conlleva saltar al ruedo; ni mucho menos que haya consentido.

Por otra parte, me ha gustado esa forma tan elegante de tratar el tema: con argumentos sensatos y constructivos.

Profundizando un poco más en mis pensamientos, ¿sabes qué es lo que más detesto de la tauromaquia? Pues que nos ancla en el pasado y hace florecer nuestros instintos más básicos y salvajes. O, por decirlo de otro modo, saca a relucir el sanguinario que todos llevamos dentro. Y yo, a ese ser, lo aborrezco. Creo que lo que nos diferencia de las bestias es, precisamente, nuestro raciocinio, nuestra búsqueda constante de civismo, de ceñirnos a unas pautas morales. ¿Ayuda en algo a nuestra evolución como especie el continuar matando a animales por diversión? Me parece que no. Es más, incluso hay quien diría que esa falta de sensibilidad nos vuelve inhumanos.

También he escuchado que la tauromaquia es un arte. Yo no estoy de acuerdo, pero lo puedo entender. Reconozco la plasticidad de un torero en sus poses. Igual que reconozco el grácil movimiento de un espadachín. Esto me lleva a aquello que has comentado de los gladiadores, porque a día de hoy se puede practica esgrima, pero a nadie se le ocurriría batirse en duelo sin careta, un peto metálico y una espada con punta redonda. Parece evidente que, al menos en este campo, hemos evolucionado. ¿Podría suceder lo mismo en el mundo de la lidia? Ni idea. Como bien dices, los que apoyan o los que se oponen siempre lo hacen desde el radicalismo, sin sentir la más mínima empatía.

César dijo...

Samael: Por supuesto, ni remotamente pretendía decir que todos los animalistas son gilipollas.

Ferrán: Por supuesto, cada cual puede hacer con su vida lo que quiera. Con matices. Por ejemplo, cuando era pequeño los trapecistas de los circos tenía un número fuerte que consistía en hacer el triple mortal (o lo que sea) SIN RED. Bueno, pues ahora está prohibido. Igual que está prohibido que vendas un riñón (por muy tuyo que sea). ¿Por qué? Pues porque por dinero se pueden hacer inmensas barbaridades (lo cual está a favor de los ricos y en contra de los pobres). Si uno quiere jugarse la vida en solitario ante un toro, allá él. Pero si va a cobrar entradas para que vean cómo se la juega, la cosa cambia. Cuando a El Espartero le preguntaron por qué se arrimaba tanto al toro y si no le tenía miedo a las cornadas, el torero respondió: "Más cornás da el hambre". No todo está permitido en nombre de la libertad personal y el espectáculo. Un sociedad civilizada no debería consentir peleas de gladiadores ni circos romanos. Y eso es lo que son los toros: puro circo.

Mazcota: Lo que no todo el mundo sabe es que en el pasado había una u otra forma de tauromaquia en muchos países de Europa, como por ejemplo en Inglaterra. Pero llegó el siglo XVIII, y el influjo de la Ilustración hizo que esas fiestas bárbaras se abolieran. Aunque, claro, a España nunca llegó la Ilustración...

Jarl-9000 dijo...

Muy de acuerdo con todo lo que se dice, en particular con defender la vida, y especialmente la humana, incluida la de un gilipollas (aunque hay veces que cuesta). Lo malo de verdad es que no sólo la estupidez humana es infinita, sino que además los gilipollas abundan (me acuerdo ahora de aquella fantástica cita de Ford Fairlane con el doblaje de Pablo Carbonell: "Tanto gilipollas suelto... y tan pocas balas").

Con respecto a la tauromaquia, y sin meterme en aspectos éticos, a mí nunca me ha gustado. De hecho, me aburre lo mismo que el fútbol. Sin embargo, entiendo que se pueda entender el toreo como arte (yo mismo lo hago muchas veces), de la misma manera que se puede ver arte en las jugadas de ciertos futbolistas. Y, aunque nos guste o no, es parte de nuestra cultura, la cual ha girado en torno al toro desde muy antiguo.

Ahora bien, ¿significa eso que apoyo el sacrificio de animales, en este caso toros, por entretenimiento? No puedo hacerlo. De hecho, como homenaje a lo que significa el toro en nuestra cultura me parece cuanto menos contradictorio. Que lo hicieran así antiguamente no lo justifica. Ellos tenían sus propios valores y nosotros tenemos los nuestros.

Uno de los argumentos que esgrimen los taurinos es que, sin las corridas de toros, el toro de lidia habría desparecido como especie. Bien, igual es verdad, pero es un flaco consuelo, a mi parecer.

Tal vez estaría bien buscar una solución que haga ese espectáculo sostenible desde el punto de vista del respeto hacia los animales, como apunta Mazcota. Lo que pasa es que no sé si tal cosa es posible, al menos con el modelo de toreo típico español, puesto que según tengo entendido es necesario maltratar al toro para hacer que ataque (lo cual, dicho sea de paso, muestra su nobleza). Sin embargo, hay otras formas de entender la tauromaquia que demuestran que se puede si se quiere: en Portugal existen los forcados, los cuales no matan al toro, y los minoicos celebraban el salto del toro (creo que en algunas partes de Latinoamérica lo practican también en la actualidad). Como puede verse, es cuestión de proponérselo.

Un planteamiento así chocaría de frente con la mentalidad taurina de nuestro país, tan inmovilista y cerrada, pero claro, si por el público fuera, en la actualidad los picadores seguirían montando en caballos que no llevan ningún tipo de protección, como se hacía antes (lo que con frecuencia provocaba la muerte del caballo por asta de toro, como es de suponer). De hecho, por lo que sé, hubo muchas protestas por parte de los puristas cuando se introdujo tal cambio, pero me imagino que hoy en día ningún taurino estaría de acuerdo en hacer algo así.

Juan H. dijo...

Estoy de acuerdo contigo, César, creo que se trata de una "tradición violenta"(las dos palabras suenan mal), que nadie puede negar, y que pertenece a otros tiempos que eran peores, me imagino ese pensamiento conservador de peineta y abanico, que me trae aires franquistas, no lo puedo evitar. Me pasa una sensación similar con San Fermín, ponerse a correr delante de un toro me parece de gilipollas como si la vida no te pusiera toros delante cada día, y encima en nombre de un santo, en fin, el concepto de valentía creo que es otro. Si avanzamos como civilización creo que debemos dejar cosas atrás y adquirir otras nuevas o no perder las que valen la pena, el problema es que somos una civilización cangrejo o de las que da un paso adelante y diez atrás... Recuerdo , ya que has mencionado en una respuesta, lo de la ilustración en España, que duró un suspiro. Recuerdo el motín de Esquilache y sobre todo la obra de Buero-Vallejo: " Un soñador para un pueblo" con película y todo, creo un buen ejemplo de este país. Un abrazo amigo.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón. Los toros son puro circo, un residuo del pasado, de esa España a la que, como dices, no llegó la ilustración en su momento. Desaparecerá poco a poco, incluso sin las protestas de los animalistas. Según leo, es un espectáculo al que acuden mayoritariamente turistas. De eso se quejan los "aficionados".
En cuanto al arte del toreo, ¿cómo va a serlo una actividad que se basa en la tortura y muerte de un ser vivo? No es arte por mucho que le gustara a artistas como Picasso. Hay gente pa to, que diría uno de esos toreros filósofos así tomados por sus seguidores cuando dicen bobadas. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, el no va más de la filosofía taurina. Una sentencia profunda, dicen con admiración y muy serios.
No hay nada más ridículo que un torero artista y filósofo.
También ocurre, es verdad, que se trata de un oficio que ha estado rodeado de un aura literaria evidente, aunque en declive, Pero también ha ocurrido con otros espectáculos violentos como el boxeo, por ejemplo. El valor, el miedo, la sangre, la muerte han jugado en ese sentido. Y un entramado económico un tanto mafioso. Y de explotación del mismísimo torero que, efectivamente, puede llegar a morir.
No es arte, estoy seguro.
Como no es deporte la caza, la persecución y muerte de seres vivos. En todo caso, es una inmoralidad. (La caza, no los cazadores o, por lo menos, no todos, no se me entienda mal)
En fin, estoy de acuerdo contigo una vez más.
Saludos
Luis Rodriguez Olivares

Anónimo dijo...

Hola César:
Una vez escrito el anterior comentario, he recordado algo que quizás tú ya sepas, pero que, por si acaso, te cuento.
El escritor Enrique Vila-Matas que suele introducir hechos, lugares y personajes reales en sus obras de ficción, hace referencia a José Mallorquí en su última novela, "Mac y su contratiempo". Entiendo que se trata de un homenaje. Sitúa al protagonista en un barrio de Barcelona al que sus vecinos llaman el barrio del Coyote porque, dice, allí vivió José Mallorquí, "el más popular de los narradores barceloneses de los años cuarenta...". Y riza el rizo al situar a uno de los personajes, un escritor, en el piso donde vivió Mallorquí, y añade con humor que "una maledicencia del barrio asegura que precisamente lo compró porque pensó que eso podría ayudarle a ser, como el antiguo inquilino, el autor más vendido de España. Y es que en la hoy vivienda de Sánchez (el personaje de ficción del que hablo), José Mallorquí, a partir de 1943, escribió las doscientas novelas de la serie El Coyote, novelas pulp que fueron best sellers absolutos.. etc."
Me sorprendió encontrar esta referencia y otras a José Mallorquí. Y lo he tomado como un homenaje, claro, al "escritor barcelonés" que fue tu padre.
Supongo que lo conocías. Por si acaso...
Saludos. Luis R.O.

Rubén Soto de Roa dijo...

De acuerdo en todo contigo, César. El caso del pobre niño de 8 años al que los fanáticos animalistas le desean la muerte es especialmente tremendo.
En cuanto al tema de la tauromaquia, es de esos ejemplos que se pueden poner para ilustrar lo que son las falacias lógicas, ya que todos los argumentos de los taurinos lo son: que si es una tradición (como tantas otras tradiciones salvajes de la historia que todos conocemos), que si es un arte porque hay muchos cuadros sobre el tema (ya, y sobre fusilamientos también), que si "al que no le guste que no vaya" (y al que no le guste la pederastia que no la vea), que si "luego bien que comes filetes" (comparando el matar para comer con el matar para divertirse), y una especial que demuestra lo de "una mentira repetida mil veces...": me refiero a que desaparecería el toro de lidia como especie. Para empezar, cuelquier estudiante de primaria sabe (o debería saber) que el toro de lidia NO ES UNA ESPECIE. Como mucho puede ser una raza creada por selección artificial, al igual que los gallos de pelea, el perro doberman, el gato siamés, ... Un toro de lidia se puede reproducir con cualquier vaca lechera ya que son de la misma especie. Y de todas formas, todos esos "amantes" del toro de lidia simplemente tendrían que cuidarlos en dehesas para que no se pierda esta variedad o raza... Ah, no, que no les proporcionaría tanto dinero.

Rubén Soto de Roa dijo...

Hasta un aficionado acérrimo de la tauromaquia como Joaquín Sabina reconoció en una entrevista que los antitaurinos tenían razón y que sus argumentos eran irrebatibles, aunque a él le gustara. Al menos no intentó defender sus gustos con argumentos absurdos.

Juan Constantin dijo...

Saludos:

Por desgracia no es nada raro que haya personas, por llamarlas de alguna forma, que no sólo se alegren de las desgracias ajenas sino que además se refocilen en hacer sufrir aún más a aquellos que ya están sufriendo, caso de la viuda del torero y del niño enfermo y sus familiares. Y además lo hacen público sin el menor recato ni pudor, disfrutando del alboroto que se arma por ello. Me los imagino pensando "La que he armado. Soy el no va más. Que aprendan esos asesinos" y cosas por el estilo.
No comprendo que nadie pueda pensar que tiene buenos sentimientos por sentir y lamentar el dolor y sufrimiento de un animal, cuando no tiene la más mínima pizca de pena o condolencia por el de sus semejantes.
Su sistema de valores es francamente mejorable. En mi opinión.

Porque de eso iba el post, ¿no? De la gente abominable que acrecienta el dolor ajeno, simplemente por el hecho de que las otras personas no compartan su sistema de valores...
a mí no me ha parecido que sea un post anti taurino.

Los toreros saben el riesgo que corren y lo aceptan, así como sus familias, pero ello no es obstáculo para que se apenen cuando alguno muere. Al igual que siento pena cuando un boxeador cae y muere tras recibir una somanta de palos de otro tío, o cuando un piloto de Fórmula Uno o Moto GP fallece en un choque o caída, o cuando alguien muere tras estrellarse cuando practicaba el vuelo con el traje ese como de ardilla.
Nadie le ha explicado al toro lo que le va a pasar, más que nada porque es un animal. ¿Se les explica a los caballos de carreras que serán sacrificados en la misma pista si se rompen una pata? ¿A los cerdos, corderos, terneras, etc que vivirán toda su vida encerrados, siendo cebados para luego matarlos de un golpe en el cráneo o una descarga eléctrica? Son seres vivos y también sufrirán, digo yo.
Los toreros no son filósofos, ni lo han pretendido. La mayoría de ellos no sabían leer ni escribir, y la mayoría provenían de las clases más humildes -bajas las llamarían otros- y se metían a torero para salir de la miseria que les esperaba casi inexorable. Antes. Hoy ya no es así.
La tauromaquia ha inspirado obras de arte, al igual que los piratas, los boxeadores, los bandidos, etc... no por ello son artistas, aunque su faena tiene plasticidad y es vistosa.

Espero que la tauromaquia desaparezca por sí misma -cada vez hay menos afición- o evolucione para que no muera el astado, ni sufra maltrato alguno.
Espero que la gente evolucione y no se ensañe -a sabiendas, escondidos y con mala intención- con los que sufren una pérdida o enfermedad, por simplemente no comulgar con sus ideas.
Espero tantas cosas...

Juan Constantin

Anónimo dijo...

Pero esa es la naturaleza del ser humano en un porcentaje alto, malvado y estúpido. Por eso cuando hay épocas con tipos de bigotes manipulándolos, se lía la que se lía. Solamente hay que echar un ojo a los comentarios del personal a las noticias de los periódicos (el pais, 20 minutos, abc el que sea). Algunos sonrojan pero otros espeluznan. Y luego están los haters o troles. ¿Por qué?. La maldad y estupidez se explica por sí misma. Y detalles de ese calibre los vemos a diario a nuestro alrededor, trabajo, conocidos, vecinos (como ejemplo un botón, el otro dia arrestaron a un tipo en el pueblo donde vivo por matar a dos perros a tiros para divertirse...).La gente es fanática, tiene una idea y de ahí no sale. Es la realidad, y yo creo que es porque es más fácil. Piensas que algo es así, y listo. Para qué pensar más?, es una economía "intelectual", lo de argumentar y pensar distintos puntos de vista gasta proteinas mentales que podrías utilizar para insultar o golpear a quien sea o piense diferente. Y el colmo son ya los que a esa maldad y estupidez le añaden el concepto de verdad absoluta o lo disfrazan de ideología super super. Pero es lo que tenemos, y debe de ser universal.
Mazarbul

César dijo...

Jarl-9000: Una pequeña corrección: el toro bravo no es una especie genéticamente distinta a otros toros. Es una raza creada artificialmente (mediante eugenesia) por el ser humano. Como los perros pekineses o las ovejas churras. De hecho, todos los toros y vacas que existen provienen de una especie natural, ya extinta: el uro. Por cierto, algún día contaré una historia que, aparte de trágica, es muy graciosa sobre los nazis y los uros.

Juan H: Muy de acuerdo contigo.

Luis R. O.: Lo del boxeo es un buen ejemplo. A mí, con independencia de cualquier consideración ética, los toros me parecen un coñazo al que no asistiría ni aunque me pagasen. Pero no me pasa lo mismo con el boxeo. Me gusta el boxeo. Y me avergüenza, porque creo que es algo profundamente inmoral. Hace muchísimo vi morir a un boxeador en un combate retransmitido por TV (aunque me enteré de su muerte al día siguiente). Desde entonces, no he vuelto a ver ningún combate. Aunque me guste, me lo niego. Yo no puedo mandar sobre mis gustos, pero sí sobre mis actos.

Sí, sabía lo de Vila-Matas. Pero gracias por decírmelo.

Rubens: Felicidades; has desmontado los pseudoargumentos protaurinos con envidiable síntesis y contundencia.

Juan Constantin: En efecto, lo del toreo solo era un ejemplo de cómo, aún defendiendo una causa buena, se puede uno convertir en un gilipollas malvado. Y sí, afortunadamente la tauromaquia acabará muriendo por inanición.

Mazarbul: Lamento estar de acuerdo contigo. Y lo lamento porque la conclusión es deprimente.

Sebastián González dijo...

Joder, leer lo de Adrián me dio físico asco.

Rubén Soto de Roa dijo...

Hola César. Me permito comentar de nuevo en tu post: el niño Adrián de tan solo 8 años murió ayer debido a su enfermedad. Descanse en paz.

http://www.elmundo.es/sociedad/2017/04/08/58e93b55e2704e143b8b45db.html

RogerT dijo...

Hola César,

Me he fijado que La Fraternidad ya existía antes de que entrase al instituto, antes de que leyese mi primer libro de Harry Potter, antes (no mucho) de que le cogiese el gusto a leer. Descubrí tu blog hace unas semanas, mi más sincera enhorabuena, lo estoy devorando.

En fin, al tajo. Me ha chocado mucho que digas que la vida humana es sagrada, sin más, sin justificación. Quizá es un tema muy claro para ti, pero llevo tiempo dándole vueltas a asuntos similares y no es nada obvio en mis ojos. Si ves este comentario y quieres responderlo, ¿por qué la vida humana es sagrada para ti? No estoy escribiendo estas líneas desde un punto de vista animalista, ni fanático; sólo desde la simple curiosidad y voluntad de ver tus razonamientos.

Quizá este tema ya lo has tratado en alguna otra entrada, si es así te pido disculpas.

César dijo...

Roger T: Hola Roger. Contestar a tu pregunta sería muy largo, así que voy a intentar sintetizar:

1. No hay una "moral natural". En la naturaleza no existe el bien y el mal; esos conceptos los ha creado la humanidad.
2. Para crear una moral, hace falta un referente, un punto de partida que defina y delimite lo que está bien y lo que está mal.
3. Esos referentes son múltiples, pero me limitaré a tres: Dios, el colectivo (el "pueblo") y el ser humano.
4. En la moral religiosa, Dios es el eje de lo que está bien o está mal. Así pues, un acto será bueno si agrada a Dios, o malo si le desagrada. Dios es el valor supremo. Por tanto, se puede matar en nombre de Dios. Y se mata.
5. La moral basada en el colectivo (el comunismo, por ejemplo) escoge al pueblo como eje ético. El bien o el mal se definen en función de la colectividad, que se sitúa por encima del individuo. Por tanto, se puede matar en nombre del "pueblo". Y se mata.
6. Si eliges al ser humano como eje de la moral, entonces el bien y el mal quedarán definidos por el individuo. Es la ética humanista, cuyo principal fruto es la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿Sabes cuál es el principal derecho, según aparece en el artículo 3 de esa declaración?: "Todo individuo tiene derecho a la vida". No se puede matar en nombre del humanismo.
7. Huelga decir que mi ética es humanista, por eso digo que la vida humana es sagrada.

Espero haber contestado a tu pregunta, aunque insisto en que es un tema demasiado amplio para tratarlo en unas pocas líneas. Por lo demás, bienvenido a Babel; me alegro de que te guste.