jueves, noviembre 2

Especial Día de los Muertos: Miedo de papel.

No soy un gran aficionado a la literatura de terror; o, mejor dicho, lo soy de forma indirecta. El problema es que las novelas de miedo no me dan miedo, así que un relato de terror debe ofrecerme algo más que terror para gustarme. Afortunadamente, este género está muy próximo a otros dos de los que sí soy devoto lector: el fantástico y el thriller, lo cual me ha permitido adentrarme en los oscuros y ominosos pasadizos de la narrativa terrorífica. En cualquier caso, no pienso ofrecer un top ten literario, ni nada parecido; me limitaré a repasar aquellas obras de terror que dejaron en mí un agradable sabor a sangre, bilis y adrenalina.

El terror surgió con el romanticismo. La novela gótica... jamás he podido leer una. Por ejemplo, Frankenstein, la primera novela de ciencia ficción; mira que he intentando veces leerla, y nada, imposible, me parece un tostón. Además, no creo que en realidad se trate de literatura de terror, sino más bien de narrativa filosófica y... pesada. En fin, tampoco he podido con El monje, de Lewis, o con El castillo de Otranto, de Walpole. Así que cero en novela gótica, la madre del terror literario.

Antes he dicho que las novelas de miedo no me dan miedo, y eso es cierto ahora, pero no cuando era un niño. La narración que más miedo me ha dado –la leí con doce o trece años- es La isla del doctor Moreau, de Wells. ¿Cómo, que no es una novela de terror? Pues a mí me acojonó. Como me acojonaron notablemente los relatos de Poe, si señor. Sobre todo, El extraño caso del señor Valdemar, El pozo y el péndulo, El corazón delator... bueno, muchos. Era un genio. El siguiente autor en irrumpir en mi vida lectora debió de ser Lovecraft. Una confesión: del ermitaño de Providence sólo suele gustarme la primera parte de sus historias, la creación del ambiente; luego, cuando irrumpe de lleno lo sobrenatural, sencillamente me aburro. Salvo El caso de Charles Dexter Ward, que es una obra maestra, y la vibrante En las montañas de la locura. Por esa misma época leí Drácula, de Stoker, que me parecería una novela fascinante de no ser porque el género epistolar me deja un poco frío.

Uno de mis autores de terror favoritos es Arthur Machen, con sus ritos ancestrales y sus mitologías paganas. El gran dios Pan es un relato germinal. Y he disfrutado mucho con los relatos de fantasmas de M. R. James. Me gusta también Robert Bloch, el autor de Psicosis, un maestro del relato corto. Y ya que hablamos del relato corto, os recomiendo las Pesadillas de Fredric Brown, así como, de este mismo autor, la novela El ser mente, realmente angustiosa. Muchos autores de ciencia ficción han escrito en algún momento terror, como por ejemplo Ray Bradbury con La feria de las tinieblas. O ese terrible relato de Harlan Ellison que es No tengo boca y debo gritar. O Los cristales soñadores, de Theodore Sturgeon, una fábula cruel y poética. Richard Matheson es un caso aparte, pues escribió un montón de terror; de su producción destacaría Soy leyenda y La casa infernal. Frtiz Leiber tiene también muchas obras de terror (perteneció al círculo de Lovecraft), como Nuestra señora de las tinieblas; pero, la verdad, no me parecen gran cosa.

De los autores todavía en activo, destacaría a Clive Barker, pero exclusivamente por una de sus obras, la primera: los cinco tomos de los Libros sangrientos (o Libros de sangre), un conjunto de relatos cortos que expandió el género en direcciones totalmente nuevas. Sus posteriores obras, lo siento, me parecen mediocres en comparación. Y llegamos a Stephen King, el emperador del género, el Steven Spielberg de la literatura de terror. Sus primeras novelas me parecen interesantes, hasta llegar a It; a partir de ese título, su producción fue engordando en número de páginas y adelgazando en calidad. No obstante, recomiendo encarecidamente sus relatos cortos; son excelentes. Ramsey Campbell y Dean Kontz me parecen mediocres, Peter Straub un coñazo, a Poppy Z. Brite y Richard Laymon los considero morralla... en fin, que no hay mucho terror actual que me guste.

Un escritor reseñable es Robert Holdstock, autor de esa obra maestra que es Bosque Mitago. Sus novelas de terror, como Muerte en el laberinto o, incluso, Lavondyss, son en muchos sentidos fallidas, pero el tipo de terror que proponen, primitivo y brutal, basado en los mitos neolíticos, resulta particularmente exótico y perturbador. Sus tramas son deficientes, pero el ambiente que crea es fascinante. Otro título muy aconsejable es El curso del corazón, de M. John Harrison, una novela de compleja lectura donde la magia no es más que una forma de corrupción moral, y viceversa. Por otro lado, hay títulos que soy incapaz de clasificar. ¿Es El señor de las moscas, de Golding, terror? Probablemente no, pero en muchos sentidos encaja dentro del género. ¿Y El cuerno de caza, de Sarbán?...

Para terminar, la producción española..., que es bastante escasa, entre otras cosas porque, probablemente, el terror sea el género más denostado en este país de críticos papanatas. En fin, el primer autor que se me ocurre es, claro, Gustavo Adolfo Bécquer y sus Leyendas. Luego, tengo que dar un inmenso salto hasta llegar a Las noches lúgubres, de Alfonso Sastre. Y a continuación otro salto que nos lleva a Pilar Pedraza (La fase del rubí, Necrópolis). Un nuevo salto nos conduce a La dama número 13, de José Carlos Somoza... y después sólo se me ocurren dos nombres, dos escritoras que para colmo son buenas amigas mías. Elia Barceló, con su novela El contrincante, y Care Santos que acaba de publicar El dueño de las sombras, una historia de terror que todavía no he visto por las librerías, pero que compraré y leeré en cuanto pueda echarle la zarpa.

Y ya que hablamos de la señora Santos, os recuerdo que en su blog (http://silencioeslodemas.blogspot.com) encontraréis la tercera y última entrega de este Especial Día de los Muertos, donde Care habla de sus terrores literarios favoritos y comenta, de paso, uno de los mejores cuentos de terror jamás escritos: La pata de mono, de W. W. Jacobs. No os lo perdáis.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí el mejor cuento de fantasmas es “Silba y acudiré” de M. R. James.

Javier Albizu dijo...

Yo, en el terreno literario (y muy a mi pesar), debo reconocer que soy un inculto cuasi-total (salvo en el caso del texto con dibujitos que, en ocasiones, tambien se puede considerar literatura)
Leer un libro me cuesta horrores (y no lo digo por "adaptarme" a la tematica que se esta tratanndo).
Eso si, cuando estoy en racha lectora, me puedo leer una docena de un tiron, para que, cuando se ha pasado esa racha, no ser capaz de pasar de pagina.
Si a esto añadimos que mis lecturas predilectas son la fantasia y la ciencia ficcion... pues en esta ocasion no llevare la contraria a nuestro fraile bibliotecario.

De terror lo unico que he leido son fragmentos que se incluian en el manual del juego de rol "La Llamada de Chtulhu", y debo reconocer que la letra impresa no ha logrado despertar el temor en mi.
Mas alla de eso, y en mi infructuosa pugna por alzarme con el titulo de escritor, si que he tratado de inspirar miedo en algun fragmento de mis textos, pero me da a mi que he fracasado vilmente.

Anónimo dijo...

Tengo la impresion que todos los aficionados y aspirantes a escritores (así como algunos más arriba del escalafón) han - hemos más bien - comenzado por el género de terror. De hecho, en Artifex, muchos relatos (demasiados diría) son estrictamente de terror. Posiblemente sea el genero que más se cultive.
No se si habeis leido las novelas de Carlos Ruiz Zafón : marina, el principe de la niebla, etc.... Son de terror y novela juvenil,muy interesantes. De hecho Marina es muy original en la historia, y muy gótica,la enfermedad presente en todo el relato, en fin, que os la recomiendo si no le habéis hincado el diente.
Ah, y una novela que tengo en cartera es la de Cotrina, tiene buena pinta.
Lo que es curioso es que el mundo infantil tenga esa frontera con el terror. Da qué pensar, ¿no?.

Severian dijo...

Entre lo poco que he leido del genero, El extraño caso del señor Valemar lo leí cuando tenía la edad justa para quedar impresionado. Y quedé, claro. Otro relato corto que me gustó y que podría ser clasificado como "miedo" fué Las visperas de Fausto, de Borges.

Arioch dijo...

Con el terror escrito me pasa como con el audiovisual: no me da miedo. Me pasa lo mismo que a César, necesito que tenga algo más. Y también me ocurre que no me da miedo ahora, pero sí que me daba cuando era niño.

Por ejemplo, recuerdo que mientras leía "It", estuve una o dos semanas poniendo el tapón de la bañera por temor a que empezara a brotar sangre del desagüe.

Aparte de eso, lo poco que recuerdo que me haya gustado de este género han sido dos de los autores también nombrados en esta entrada: Edgar Allan Poe, que no me dio miedo pero que disfruté como un enano cada cuento (los más oscuros, los de madera mojada por lo general me dejan un poco frío) y las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Recuerdo especialmente este libro pues tenía que hacer un trabajo sobre él para clase de Lengua y lo dejé para la última semana. Sucedió que cuando lo leí había tormenta y creo que jamás he disfrutado tanto un libro de terror como este libro leído entre trueno y trueno y deseando que se fuera la luz para poder leer bajo el brillo de una vela. Podría haberlo hecho aún sin irse la luz, pero no tenía ganas de dar explicaciones en casa. :P

Unknown dijo...

Yo no he pasado más miedo en mi vida que leyendo "Salem's Lot". Acojonadito, que hasta dormía con la luz encendida y me hice una cruz de cartón por si las moscas.

Stephen King es un soberbio escritor, sin etiquetas. Sus primeras novelas son magníficas, pero entre las últimas también hay perlas a rescatar. Y sí señor, es un maestro escribiendo relatos.

Alicia Liddell dijo...

La segunda parte de El Señor de los Anillos. No pude terminarla de acojono que me daba.

Con Drácula tuve una experiencia cardiaca. Mi hermana me había regalado unos pajaros de cerámica para colgar en el techo que trajo de Rumanía. Leyendo Drácula uno de los pájaros se desprendió y cayó sobre la cama. Estuve cerca de una hora sin querer mirar ni al libro ni qué era lo que había encima de la manta.

It me puso los pelos de punta

Y La verdad sobre el caso del Sr. Valdemar, de Poe.

Anónimo dijo...

¿Es que nadie se acuerda de "El enigma de otro mundo" ("The thing") de Nyby + Hawks). La ví muy de pequeño y ya mayor. Y como dar miedo, lo daba. Un grupo de personas encerradas con un extraterrestre perverso en un espacio situado en un medio hostíl. ¿Recuerda a Allien?.

Anónimo dijo...

César, creo que 'Los Libros de Sangre' de Barker son seis, o al menos yo tengo seis.

Comentario puntilloso aparte, coincido con Víctor en que los relatos cortos de King son muy buenos. ¿Habéis leído 'El Método de Respiración' (el invierno de 'Las Cuatro Estaciones')? Cuando crees que es una historia no de género llegas al final de la narración y... la carne de gallina, oiga.

Y, por supuesto, esos latidos retumbándome en los oídos al final de 'El Corazón Delator' de Poe.

Anónimo dijo...

Pues a mí lo último que me dio miedo fue "El contrincante" de Elia Barceló. Todo porque recordé una conversación años ha, en la que ella contaba alguno de los espeluznos que relataba el libro como anécdotas auténticas y verdaderas.

Oigan. Es muy distinto leer un libro de terror pensando que algo surge de la imaginación desatada de un autor, que de la realidad más inexplicable.

A solas, en casa, Koontz también me ha dado mucho miedo.

Y antes de esto he de remontarme a la infancia y cuasi adolescencia y a los clásicos ya mencionados.

Anónimo dijo...

César dijo: "El problema es que las novelas de miedo no me dan miedo". Pues eso es, seguramente, porque no has leído "La canción de Kali", de Dan Simmons. La novela que me convenció de no irme jamás de turismo a Calcuta, lo siento. Si buscas algo más que terror y que te de miedo yo creo que ésta es tu novela.

Otras novelas que también me dieron bastantes repeluznos fueron "El exorcista" de Wiliam Peter Blatty, "Aquí vive el horror" de Jay Anson (horrorosamente mal escrita pero con ese formato de "novela reportaje" pretendiadamente real que contribuye poderosamente a aumentar el miedo), "Fantasmas" de Peter Straub (aunque ya has dicho que a tí te parece un coñazo), "El país de las risas" de Jonathan Carroll (una excelente muestra de mezcla de fantasía y terror) y "Otra vuelta de tuerca" de Henry James (cuyos "fantasmas" consiguieron que me comiera el coco de lo lindo produciéndome más de una noche de insomnio).

César dijo...

Lo primero que tengo que hacer es reparar un olvido: no he incluido una de mis novelas favoritas: "El extraño caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde", de Stevenson. Fernando Marías sostiene la tesis de que se trata de una metáfora sobre el alcoholismo, y creo que tiene razón. Tambien olvidé mencionar la estremecedora "El Horla", de Maupassant. Y tampoco cité esa obra maestra que es "Otra vuelta de tuerca", de James.

Mazarbul: en el fondo, no es tan extraño que el mundo infantil esté conectado con lo terrorífico; recuerda que los cuentos de hadas, sobre todo en sus versiones originales, son estremecedores y sumamente crueles. Por otro lado, hay todo un sub-apartado del terror dedicado a los niños diabólicos o, simplemente, psicópatas.

Severian: "Las vísperas de Fausto" no es de Borges, sino de Bioy Casares. Ambos escritores están tan interrelacionados que resulta fácil confundirse.

Víctor: probablemente, "Salem's lot" es una de las mejores novelas de King. Con respecto a sus cuentos... bueno, sinceramente creo que es mejor cuentista que novelista.

Alicia: una tarde, cuando era adolescente, estaba en mi dormitorio leyendo "El retorno de los brujos". Había tormenta y, de pronto, cayó un rayo en el pararrayos del edificio contiguo. La casa, mi casa, tembló como si hubiera un terremoto y el estampido fue ensordecedor. Casi me muero del susto y me costó continuar la lectura del libro, porque de algún modo relacionaba aquel rayo con lo que estaba leyendo.

Big Brother: pues sí, pues sí, tienes razón. Pero, ¿dónde incluir "The Thing", en terror o en ciencia ficción? La primera versión (basada en "Who Goes There" un relato de John W. Campbell), la de Nyby/Hawks, me parece mas cf que terror (aunque hay terror, por supuesto). La versión de Carpenter -que no está nada mál-, es más terrorífica.

Ricardo: pues sí señor, tiene usted razón; los "Libros de sangre" no son cinco, sino seis. Creo que la primera vez que se tradujeron al español sólo publicaron los cinco primeros y por eso me he confundido.

Las novelas cortas de "Las cuatro estaciones" son de lo mejor de King, sin duda (si no me equivoco, las cuatro se han llevado al cine con resultados bastante aceptables). Lo cual me reafirma en mi criterio de que King funciona mucho mejor en las distancias cortas que en esos maratones que se marca con sus tochos novelísticos.

En cuanto a "El corazón delator", creo que todos los que lo hemos leído de pequeños nos hemos acojonado con él. La verdad es que es un relato muy angustioso.

Anónima de las 9:59: cuando lo sobrenatural parece hacerse real, acojona que no veas. Una vez, cuando tenía 20 o 21 años, estaba en una playa de Alicante, en una tienda de campaña, con una chica. Después de un poco de actividad sexual, nos dispusimos a dormir. Recuerdo que había luna llena y una gran claridad. Bueno, pues estaba a punto de dormirme cuando oí que la chica decía: "bésame ahora si quieres". Pide más guerra, me dije, y me di la vuelta para besarla... entonces vi que, en vez de la chica, había una mujer negra de rasgos muy marcados y que, sobresaliendo del saco de dormir, en vez de dos manos había dos garras, como de pantera. Esta visión duró unos segundos, no sé cuántos, y luego se disolvió y volvió a aparecer la chica en cuestión, pero te puedo asegurar que jamás he estado más acojonado en mi vida (salvo en otra ocasión). Fue una alucinación, claro -previamente le había dado al porro y al whisky-, pero qué mal lo pasé...

Rickard: he leído "La canción de Kali", y me gustó... pero no me dio miedo. Aunque hay una escena muy curiosa, cuando van a robar un cadáver, que resulta inquietante y cómica a la vez. Esa mezcla tan contrapuesta produce una rara sensación desasosegante, es cierto.