jueves, diciembre 15

Kong

Soy un fan incondicional de King Kong. Me refiero a la película original, claro, la que dirigieron Cooper y Schoedsack en 1933, no a ese espantoso remake de Guillermin donde un gordo disfrazado de gorila sobaba a la espléndida Jesica Lange, lo único bueno de la función.
¿Qué tiene de fascinante esa película en blanco y negro llena de muñequitos animados por la magia stop-motion del maestro Willis O'Brien? Su poesía, por supuesto; a fin de cuentas, es una versión de La Bella y la Bestia, uno de los cuentos de hadas más hermosos. Y también su fuerza visual, y su mezcla de ternura y crueldad, y su simbolismo. Pero lo más fascinante del film es su irrealidad. King Kong es un sueño/pesadilla. La isla Skull no es una isla, sino el escenario de nuestro inconsciente, y Kong no es un gorila gigante, sino el ser primitivo, mitad patético, mitad terrible, que vive en lo más profundo de nuestro interior.
Hay una escena en la que Kong, después de escapar del circo donde le había confinado Carl Denham y sembrar el pánico por New York buscando a Fay Wray, trepa a un edificio y ve a través de una de las ventanas a una chica durmiendo en la cama. Mete la mano por la ventana, coge a la chica, la saca y, tras comprobar que no es Wray, se deshace de ella por el expeditivo procedimiento de arrojarla al vacío. ¿No es eso onirismo en estado puro?

1 comentario:

Anónimo dijo...

el espectador tiene oportunidad de internarce en lo primitivo,un viaje desesperado a lo mas secreto y disimulado de la cultura humana Antiguos cultos y ritos dedicados a la luna son rememorados justo en el momento adecuado ( 21 de diciembre 2005). Entonces lo salvaje es confrontado en el mundo moderno pero ahora lo simbolico es censurado o mostrado parcialmente, por no ser evidente,el verdadero amor esta oculto detras del color del cabello femenino. En definitiva el regreso a la raiz esta marcado en forma indeleble y quien no moriria por la luna de su tierra natal. Ademas como queda claro es una historia de destierro e inmigracion, quien no podria entender esto en America. El amor confrontado es incomprensible y prohibitivo desde nuestra propia vision, de esta manera se cierra el circulo y se da lugar a un nuevo ciclo. Se trata de lo humano primitivo que nos llama a reflexion, que nos recuerda nuestro origen y nuestras antiguas creencias centroeuropeas que pulsasn por recuperar un lugar en el mundo moderno